A Tolú se le concede el azufroso privilegio de haber sido la puerta de entrada del diablo a Colombia.
Cuenta con innumerables mitos y leyendas como la del fornicario que para poder gozar ampliamente de sus proyectos libidinosos salía a media noche arrastrando tras sí un cuero seco que producía un ruido infernal; o la del gritón del otro mundo, que parece ser una versión local del judío errante, y que según se cuenta está condenado a gritar toda la vida por haber faltado a su progenitora. O la leyenda del caballo rodeado de luz que en medio de la noche recorre las playas llevando como magno jinete a Santiago el Mayor. O la leyenda del señor del Calamarín, imagen santa que apareció sobre una piedra y que se constituyó durante muchos años en el protector de este pueblo. O también las leyendas de la vaca bramadora, y de los difuntos en misa.